martes, 28 de octubre de 2014

NI BUENOS NI MALOS: FIN DEL MITO.

Mi propuesta es analizar el extendido mito que pretende imponer en el imaginario popular una concepción simplista de la crueldad del mundo capitalista en contraposición a otros regímenes sociales, políticos y económicos, tales como los instaurados en la antigua Unión Soviética, y más cercanos en el tiempo, la Cuba de Fidel Castro y la Corea del Norte de los Kim.


http://www.youtube.com/watch?v=SmCqN0yMZRg – Stalin, el Imperio del mal.

http://www.youtube.com/watch?v=j--LL_bV-n0 – Amarás al líder por sobre toda las cosas.

http://www.youtube.com/watch?v=hW51iYrGcb8 – El lado oscuro de Cuba.



Me propongo a través de diferentes documentales brindar una mirada más amplia y menos pragmática entorno al tema. Parto del supuesto de que todo régimen político tiene sus carencias y que hace uso, a veces ilimitado, de la propaganda para vender al mundo -y a sus ciudadanos- una imagen más amable pero muy lejana a la realidad.

Sin duda las bases de estos sistemas políticos se sustentan y han venido sosteniéndose  en una fuerte inversión publicitaria. Inversión que sirve para que un pueblo cree una falsa imagen del mundo y de su propio destino. 

Si bien los tres casos muestran claras particularidades, parece innegable que en todos una sola persona actúa como salvadora para después entronizarse en el poder y actuar de manera despótica. Muchas veces acompañado de la exaltación de un pasado glorioso del que representa una continuidad. 


Estas prácticas se encuentran diseminadas a lo largo del planeta, África con Mugabe, en Asia con régimen norcoreano, incluso en América, con los ejemplos de Cuba y el llamado socialismo bolivariano.



Sin duda el engaño político y las mentiras constituyen un ejemplo más del carácter violento de las sociedades en general a lo largo del tiempo. 

Damián Lovino.




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Análisis de las campañas políticas (1983-actualidad) en el marco de la publicidad. 



Visto los documentales en la clase sobre la evolución experimentada por la publicidad desde el comienzo de la democracia hasta hoy, me parece acertado decir que ha habido un progresivo personalismo político sustentado en las más ambiciosas campañas publicitarias.

El personalismo ha traído como consecuencia una flexibilidad nunca vista entorno a las ideologías. Parece que todos los argentinos padecemos impávidos el transfuguismo político a todos los niveles. Políticos radicales mezclados con socialistas –que no lo parecen-, peronistas que ya no recuerdan a Perón, o cristinistas que reniegan del mismísimo General. Sin contar un sin fin de agrupaciones que uno realmente no saben que hay detrás, incluso quizás ellos mismo, miembros de las mismas, lo ignoren.

En medio de este entramado político, el votante tiene ante sí un sin fin de candidatos que poco o nada representan la ideología que propugna el partido en sus bases. De igual manera, en el caso argentino, los problemas internos de los partidos y sus muchas escisiones dejan al votante con pocas herramientas para realizar un voto concienzudo, crítico y reflexivo. Parece incluso que ha habido una polarización de las ideologías y aquello de “izquierda y derecha” suena más bien a un imposible verso en boca de un nostálgico empedernido que se niega a abandonar sus sueños.

Somos muchos los que pensamos que el circo político actual no es representativo, y que la mal llamada democracia solo sirve para reproducir una élite que detenta el poder, hoy con un ejecutivo, mañana con otro. De igual manera el querer verse reflejado en una ideología no es más que un anhelo imposible cuando los partidos se muestran totalmente vacíos de ella.














1 comentario:

  1. Muy buen trabajo Damián, bastante en línea en un principio con lo que plantea Juan Manuel, respecto de que no solamente hay blancos y negros. Lo que ocurre es que desde una interpretación tal vez un tanto marxista, ante la demonización de ciertos modelos, las respuestas deben ser igualmente extremas.

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